ENCUENTRO CON LOS DESTINOS PARTE 1. EL INICIO DE UNA TRAGEDIA


Al despertar Yaghiz estaba amarrado de manos  y pies en el piso de la juguetería, a su lado estaba Antonio quien no despertaba aun, trato de moverse pero era imposible así que comenzó a llamar a sus otros compañeros: Sandra o Juancho pero nadie le respondió, entonces empezó  escuchar que alguien subía las escaleras. Ya sabía quién era.
-          ¿Por qué me tienes así?
-          Vaya, pensé que nunca despertaría “el bello durmiente” me estaba comenzando a molestar por ello- respondió sarcásticamente Paola, su jefe – te traje aquí porque ya lo sé todo. Ya sé que mi marido me engaña contigo y no lo voy a permitir más, así que hoy será su fin.
-          ¿Qué piensas hacer? ¿matarnos? – pregunto indignado el chico que nunca pensó encontrarse en tal situación.
-          ¡Bravo, acertaste! Los voy a matar a ambos, como mate a Laura, Manuela, a Yesica, por meterse con mi marido, pero esta vez el también va a morir, porque me engaño con tu asqueroso ser – respondió Paola mientras regaba gasolina a los estantes cercanos.  
-          ¿fuiste tú quien las mato?  -  pregunto sorprendido Yaghiz -  ellas nunca tuvieron algo con Antonio, fui yo siempre quien estuvo con él, ¡ASECINA!
-          Puede ser pero es culpa tuya, yo las mate por tu culpa, porque no sabía quién estaba detrás de él, nunca pensé que fuera un maricon. Siento asco de los dos, pero ahora todo va a cambiar, los dos van a  morir.
-          Y ¿Sandra y Juancho?  ¿Qué le hiciste?
-          Ya vez, vas a morir siendo el culpable de más muertes inocentes, definitivamente eres una mala persona – respondió de nuevo Paola tratando de hacerse la víctima- por tu culpa van a morir dos personas que no tenían anda que ver en este tema, morirán quemados como tú.
Y mientras se fue a regar gasolina por todo el salón, Antonio que había despertado desde que su ex mujer condeso el asesinato de sus tres amigas, logro soltarse y corrió a desatar al chico de su vida, al que le había robado su corazón.
-          ¿estás bien? – le pregunto mientras terminaba de zafarlo.
-          Si, si lo estoy gracias y ¿tu? 
-          Si tu estas bien, yo lo estoy también, eres lo que más he querido en este mundo, perdóname por tenerte en esta situación.
-          Yo también te quiero, pero no es momento de hablar de eso, tenemos que salir de aquí con Juancho y con Sandra.
-          Tienes razón. Vamos, salgamos de aquí…
-          ¿reunión familiar? – interrumpió Paola – miren quien despertó, e hombre que acabo con mi vida, el que me traiciono por otro hombre haciendo matar a mucha gente inocente. No sabes cuánto te odio.
-          Baja ese revolver -  le suplico Antonio – tú no eres así, bájalo por favor.
-          No, no lo voy a bajar por que ustedes van  a morir de un tiro en la cabeza y voy a empezar por tu amor – cambio de blanco apuntándole directamente a la cabeza de Yaghiz.
-          ¡NO LO HAGAS! – grito Antonio mientras corría hacia donde estaba la mujer que ya había disparado impactándole en el pecho y así continuo hasta llevársela por delante y quebrando el cristal que daba al tercer piso cayeron los dos.  
-          ¡ANTONIOOO! – grito desesperado  Yaghiz que corrió escaleras abajo, para verlo, para auxiliarlo. Aquel hombre que había dado su vida por él, al llegar a su lado convulsionando levanto su   mano para tocar el rostro del joven.  
-          ¡te amo con todo mí ser!      - le dijo muy despacio queriendo que esas palabras quedaran gravadas para la eternidad.
-          Yo también, te amo – exclamo Yaghiz llorando – gracias por este bonito gesto, ahora tenemos que salir de aquí ¡VAMOS LEVANTATE!
-          Lo siento mi amor, pero yo de aquí ya no salgo vivo – respondió llorando Antonio
-          No digas eso amor. Tú vas a salir de esta, estoy seguro – e inclinándose hasta el rostro del joven herido le dio un beso en los labios.
-          Te amo, mi mirada bonita. Se muy feliz – susurro Antonio que al momento murió, escuchando que aquel chico por quien dio su vida si lo amaba.
Se escuchó el grito de Sandra pidiendo ayuda y aunque no quería apartarse de su gran amor, corrió a ayudar a sus compañeros que estaban amarrados en la bodega, en la esquina más oscura donde se ponían los estantes viejos; los zafó y salieron corriendo a la entrada pero esta estaba bajo llave, tendrían que salir por la puerta trasera y las llaves estaban en la bodega; volvieron a bajar, pero Paola les interrumpió el paso  gritando: “aquí nos vamos a morir todos” y con un fosforo en la mano cayó al suelo. Todo el lugar estaba inundado de gasolina, así que si entraban a la bodega tal vez no volverían a salir; el fuego comenzó a  regarse muy rápido y a los chicos no les quedo as remedio que correr al baño que estaba a lado de la puerta trasera.
-          Si no salimos de aquí pronto vamos a  morir – exclamo Sandra – las pipas de gas están a lado del cartón para reciclar y el fuego ya inundo al bodega, ¡VA A EXPLOTAR!
-           ¡salgamos por la ventana! – indico  Juancho mirando al ventana del lugar.
-          Por ahí no vamos a caber  - volvió a hablar Sandra.
-          Si la tumbamos si – dijo Juancho mientras se subía a la letrina y comenzaba a patear las varillas que estaban a casi un metro de altura; un enorme sonido se escuchó, había explotado algo.
-          ¡APRESURATE! – grito Sandra
-          Ya está, suban – exclamo Juancho  mientras bajaba para ayudar a Yaghiz a subir, pues estaba en shock y al subirlo por la  ventana  no alcanzo a  sostenerse bien y cayó al suelo quedando inconsciente, su vida se había vuelto una tormenta de sentimientos; algo  que nunca se imaginó cuando llego a la ciudad, aquel viernes de febrero; asombrado por todo, era algo nuevo para él, el bus lo había llevado hasta la terminal donde tendría que esperar a su tía, su madre lo había mandado con una enorme bolsa de limones, panela, plátano, yuca y papas.
-          Cuando se bajó, camino en busca de un baño y en su afán no vio a un chico que iba concentrado en su teléfono y los dos chocaron, haciendo que  la bolsa se rompiera y los limones se regaran por todo lado.   
-          - ¡lo siento, lo siento! – exclamó Yaghiz asustado por que no quería tener problemas con nadie – no vi que venias.
-          Tranquilo, perdóname tu a mí que no venía concentrado en el camino – lo alentó el muchacho observando ala hermosa mirada que el otro joven tenía y lo agraciado e inocente que se veía – ven, te ayudo a  recoger.
-          Gracias, eres muy amable – sonrió Yaghiz que a pesar de todo sintió que aquel joven que lo ayudaba era muy bueno, además de  guapo.
Al acabar de recoger los limones Yaghiz escucho un grito familiar desde atrás, era su tía que había visto a recogerlo para llevarlo a  su casa.
-          Gracias – le dijo Yaghiz a aquel muchacho.
-          De nada, fue un placer ayudarte, apropósito me llamo Antonio – le dijo el chico mirándolo profundamente.
-          Vale, gracias Antonio – respondió Yaghiz empezando a  caminar a donde estaba su tía, no le quiso dar su nombre porque aparte de raro tal vez sería la primera y última vez que lo vería, nunca se le iría a olvidar esa sonrisa de niño consentido y esa mirada de un loco enamorado, aquel chico había despertado en su ser un sentimiento nuevo, lo había atraído, por su bondad y buen trato. Una combinación extraña  ¿lo volvería a ver? ¿ volvería a sentir aquello otra vez?


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