FENÓMENOS PARANORMALES CAP 7. FIESTA CON EL DIABLO
Ana María dormía en su
habitación cuando de pronto sintió que algo estaba a lado suyo. Prendió la
lámpara y no vio nada, volvió a apagarla e intento dormir, pero ya no pudo y así
pasaron varios días, se despertaba a las tres de la mañana sintiendo a su lado
a alguien, sin embargo nunca dijo nada solo escribía lo que sentía y a veces lo
que soñaba en un diario.
Una noche sabatina sus
amigas Laura y Alexandra la invitaron a una fiesta, aunque lo dudo Ana María
acepto, se arregló, se despidió de sus padres
y se fue. En la rumba aburrida porque no hacía más que estar sentada
decidió irse pero pronto ante sus ojos apareció un joven de ojos azules y
rubio, con labios rojos que la enamoraron, un ser perfecto sin dudar, la invito
a bailar y acepto encantada, pero antes de empezar el baile el chico le dijo
que pasara lo que pasara nunca le mirar los pies, un escalofrió corrió por su
cuerpo como baldado de agua fría, había escuchado y leído leyendas sobre mujeres a las que el diablo
les decía lo mismo y de hacerlo eran quemadas de inmediato, aun así sabía que
ya no podía negarse, iba a ser la mujer que esa noche bailara con el diablo.
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Sus amigas la observaron y
la vieron bailar sola, asustadas
corrieron a su lado para saber por qué lo hacía, ella las miro y le dijo que apenas se acabar la canción
iría a donde ellas, que no la
molestaran, su rostro estaba pálido y algo no era normal, las chicas accedieron
y se fueron a sentar para observarla, en realidad nada estaba bien, a acercarse
el olor a azufre era muy evidente. Laura
agarro de la mano a Alexandra y le dijo que su amiga no estaba bailando sola y
le conto lo que días atrás habían leído en la internet, la canción termino y empezó otra y Ana María no paraba de
bailar, dos canciones después y seguía, volvieron a acercarse para decirle que
a debían irse, Ana pensó que ese
momento nunca llegaría, se apartó del hombre
despidiéndose, anqué al inicio no quería soltarla, accedió al
preguntarle si habría na próxima vez:
“si Dios quiere”, esa respuesta pareció nefasta para el hombre y salió de primero, fue entonces cuando
abrazo a sus amigas y les pidió que la levaran a casa de inmediato, ellas
comprendieron y la consolaron pues
estaba muy nerviosa. Al llegar a casa les pidió a sus amigas que se quedaran a
dormir con ella y estas aceptaron, sabían lo que probablemente sentía.
Al otro día ingreso a la internet y busco “baile
con el diablo”, aparecieron un montón de páginas, todas con lo mismo que ya
sabía “quien mirara sus pies moría incinerado”. Necesitaba ayuda pues sabía que
ese hecho se volvería a repetir, hasta que mirara lo que no debía ver, pues una
vez se controló, dos veces ya no lo haría, la tentación era muy grande; busco
“parapsicólogos colombianos” y encontró
una página con el nombre de “fenómenos
paranormales” tomo el teléfono y de inmediato marco el número que aparecía:
-
Fenómenos paranormales,
habla Rodrigo ¿Quién habla?
-
Buenas tardes, me llamo Ana
María, necesito de su ayuda, el diablo me está persiguiendo.
-
¿cómo así? – pregunto
Rodrigo sorprendido- ¿Por qué dice eso?
-
Últimamente he tenido
horribles pesadillas, donde vivo, en una cueva llena de fuego, pero no me quemo
y ayer baile con él.
-
¿Cómo así que bailo con él? ¿usted sufre de alguna enfermedad o ha sufrido
de algún evento que la tiene trastornada?
-
No, para nada. Para mí las
pesadillas las pesadillas eran normales, pero ayer un hombre me invito a bailar
con la única condición de que no le mirara los pies, yo era la única que lo
podía ver, mis amigas dicen que no lo vieron, pero el lugar olía mucho a
azufre. Tengo miedo, tengo mucho miedo.
-
No se preocupe nosotros lo
ayudaremos, denos su dirección y nosotros la visitaremos.
-
Está bien, pero apresúrense
antes de que vengan mis padres, ellos no saben nada.
Después de darle la dirección al
periodista, este llamo a Viviana para que lo acompañara y le dijo a Laura que
se quedara para que buscara información, leyendas, relatos, etc. Con las características que la mujer había
dicho; salieron, encendieron el auto y partieron con rumbo al norte de Popayán
a un pueblo llamado Cajibio. Al llegar Ana María los esperaba con Laura Rojas
su amiga y su testigo.
-
Laura ¿Cómo estás? ¿cómo
está ya averiguaste algo?- pregunto Viviana, mientras Rodrigo iba a ver el
cuarto de Ana María.
-
Si claro, al parecer en
México y en ciudades de nuestro país, también, han ocurrido muchos casos de
mujeres que bailan con el diablo, algunas mueren de inmediato al mirarle los
pies y otras después de contar su historia ¿ella le miro los pies?
-
Al parecer no, pues se había
enterado días antes de esta leyenda, pero está muy angustiada, siente que
vendrá por ella.
-
Es claro que así va a hacer,
si tuvo esas pesadillas y ya bailo con él y no le miro los pies, el volverá a aparecer para llevársela en carne y
hueso, según la tradición oral de algunos pueblos indígenas, las mujeres que el
diablo escoge son para volverlas su esposa.
-
Lo sé, también leí algo
acerca de eso. Sabes el ambiente en esta casa está muy pesado ¿no has encontrado alguna contra o como
salvarla?
-
No aun no, seguiré buscando
vale.
Un
grito horrible hizo que Viviana colgara y subiera al segundo piso para ver que
era. La ropa de Ana María estaba quemada y en su cama había un vestido negro,
joyas de oro y un pergamino que decía
“esta noche espero verte, ponte este vestido”.
Segunda
parte
Ahora
era evidente que la chica no mentía y
que en serio necesitaba ayuda y urgente.
-
Viene por mí, me va a llevar
– dijo llorando la chica mientras era abrazada por Laura.
-
No te preocupes, nosotros te
vamos a ayudar, nuestro colega ya está buscando información, que nos permitirá
parar todo – exclamo Viviana.
-
¿se pueden quedar esta
noche?- pregunto la chica nerviosa.
-
Si no hay problema, claro –
respondió Rodrigo.
Estuvieron
tomando fotos de toda la casa, así mismo a la discoteca, donde la chica estuvo,
con el permiso del dueño y ya de noche al regresar los padres de la joven, le
contaron todo, su madre asustada entonces dijo:
-
Esto es una maldición se
llevó a mi hermana y ahora quiere llevarse a mi hija.
-
¿Por qué dice eso? –
cuestiono Rodrigo.
-
Porque cuando mi hermana y yo
éramos jóvenes, un día salimos a bailar y a ella la saco un hombre pelinegro
con sus ojos del mismo color pero más intensos; ella estaba fascinada pues el
tipo sí que era guapo, cuando de pronto miro al suelo y aterrorizada grito, de
repente las luces se apagaron y al encenderse mi hermana comenzó a quemarse
gritando “era el diablo”, de aquel hombre no se volvió a saber nada y nadie dio
información de él.
-
Un momento, ¿ósea que
cambia?- dijo Ana María – a mí se me apareció como un hombre mono y zarco, con
mucho léxico.
-
Él siempre va a parecer en
la forma que la chica busca a un hombre, para atraparla en su trampa, es decir
que no le vean los pies, es como una prueba para robarse el alma, al no
vérselos este enfadado es capaz de todo. Él no quiere esposas, quiere almas y
de mujeres – hablo Viviana mirando su celular – tenemos tres días para
librarnos de él.
Después
de platicar un rato mas todos se fueron a recostar, menos Laura que en la
oficina seguita buscando y leyendo
historias acerca de los diablos, pues ella era la que había enviado información
a su colega.
Al
otro día apenas se despertaron, Rodrigo recibió la llamada de su compañera en
la oficina que le dijo que el diablo no se le aparecía a cualquier mujer, sino
que era a las que por medio de brujería eran señaladas como un favor para desaparecerlas, en si todo
era producto de rencores y envidias de alguien cercano que no la quiere ver
viva, que tenían que buscar el objeto que habían puesto en su casa con el
mensaje “llévatela para siempre y dame felicidad”. De inmediato Rodrigo reunió
a la familia y les dijo que buscaran algo con ese mensaje; revolvieron toda la casa.
Tocaron
la puerta, Ana María abrió, era Laura su amiga, le conto todo lo que estaba
pasando y lo que habían averiguado después de que ella se fue y como suposición
dijo:
-
Y ¿qué tal el mensaje no
esté fuera sino dentro de algo?
-
Los peluches, las cajas de
chocolates, floreros – exclamo Ana Laura
emocionada.
-
Puede ser, son cosas básicas
con las que se puede hacer mucho.
Subieron
de nuevo al cuarto de la chica y comenzaron a buscar en ropa que ya no usaba,
pero no había nada, en libros y tampoco, peluche tras peluche y no hallaban
nada, pero faltaba uno, uno que Ana María no quería dañar, porque se lo había
regalado Alexandra.
-
Falta este – exclamo Laura.
-
No creo que en ese haya
algo, me lo regalo Alexandra- dijo Ana
María mientras ponía en una bolsa plástica lo que consideraba inservible.
-
Creo que deberías revisarlo,
como por no dejar – intervino Rodrigo.
-
¡Está bien! – hablo Ana
María algo furiosa, ¿Cómo iban a creer que su mejor amiga la vendería al
diablo, a uno de los miles que existen?, pero vaya sorpresa cuando del vientre
cortado de aquel osito, salió tierra seca con unos cabellos atados a una hoja
amarilla – ¡esto no puede ser!, es mi amiga ¿Por qué?
-
Porque ella a ti no te ve
como una amiga – respondió Laura.
-
Se va a arrepentir, se lo
voy a reclamar de inmediato – lloro Ana María.
-
Cálmate, primero debemos
saber qué hacer con esto, porque si se lo dices ahora sabrá que lo tienes y te
puede ir peor, espérate llamo a mi colega – dijo Viviana mientras tomaba su
celular y marcaba al número de la oficina -
hola Laura, encontramos lo que dijiste ¿Qué hacemos?
-
Si saben quién lo dejo ahí,
devuélvalo, de lo contrario ella tiene que regalárselo a alguien más, para
salvarse.
-
Sabemos quién se lo dio, pero ¿Cómo se lo
entregamos?
-
Déjenlo tal como estaba y
llévenlo personalmente a su casa. Una vez allá, ponerlo debajo de la cama y
decir: “aquí te lo dejo, si mal me querías hacer, mal te ira a ti, porque de
esta ya me escape”
Después
de escuchar lo que tenía que hacer Ana María con tristeza salió de su casa con
el peluche, llego a donde su amiga que
la recibió con un abrazo y la hizo seguir, subieron al cuarto y cuando
Alexandra bajo a la cocina, la chica aprovecho y saco de su bolso el objeto
poniéndolo debajo de la cama, luego bajo y se despidió de su amiga, dándole la
excusa de que sus padres la llamaron urgente.
Al
volver a casa se rompió a llorar, aunque comprendía que era su vida o la de su
amiga.
Los
periodistas volvieron a su oficina, esperando que todo saliera bien y ocho días
después Ana María los llamo porque iban a salir a una fiesta las tres, otra
vez, Rodrigo no pudo ir a acompañarlas, pero fue Laura y Viviana, en la
discoteca todos bailaban a excepción de Alexandra, algo raro estaba pasando.
A
media noche cuando Alexandra se iba a ir apareció un hombre rubio y de ojos
azules que la invito a bailar, ella fascinada acepto, se olvidó por completo de
lo que le sucedió a su amiga días atrás y cuando el chico le dijo que no le
mirara los pies, lo abrazo como si aceptara lo que le decía, entonces Laura fue
hasta ella y le dijo que se fueran, pero ella se reusó, Viviana aprovecho para
tomar unas fotos y justo unos diez minutos después, una gran ola de fuego
asusto a todos en el lugar y tras ella la figura de una mujer que decía: “nunca
le miren los pies, pues es el diablo” y cayó al suelo muerta, las llamas se
apagaron.
Al
otro día Viviana escribió:
Algunas
leyendas sobre las mujeres que bailan con el diablo aseguran que solo se les
aparece a aquellas féminas a las que le gusta bailar cada ocho días, pero esta
no es una de esas historias, es más bien el cuento de una joven que casi es
arrastrada al infierno por la envidia y egoísmo, por la maldición de ver los
pies de un ser que no es de este mundo, su salvación fue devolver lo que le
habían regalado y ver consumir a la mujer que mucho daño le quería hacer,
aunque es sorprendente que en la familia haya ocurrido un caso similar en el
pasado, de lo cual no se sabe más que lo que nos contaron.
Yo
presencie todo y déjenme decirles que no es fácil observar el fin de una vida,
por no tener inteligencia emocional y aunque en muchos casos el diablo si se
presenta para querer “bailar”, mujeres si un hombre les pide que no le veas los
pies hazle caso, pues son enormes pezuñas de toro que acabaran con tu vida.
Viviana
termino de escribir y volvió a ver las fotos que había tomado, sorprendida.
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