diario de un homosexual 1 de 4

Desde luego hoy volví a despertar con esa extraña sensación de soledad, a veces pienso que nací para vagar solo por el mundo puesto que toda persona que se acerca a mí, se aleja rápidamente, me levante e hice todo lo que siempre hago,  la misma rutina en la casa y al salir para irme a la universidad sentí ese frió helado, que me llega hasta los huesos y que me hacen dar ganas de ya no vivir nunca más, porque todo para mi es falso, porque para mí no existe amor de pareja, y no es que sea ridículo pero el amor de familia y sobretodo de la madre no es suficiente para el ser humano.

Camine cuadra por cuadra en busca de una respuesta para esta pregunta: ¿Por qué estoy tan solo? Y sin embargo no la encontré, solo logre sentir más odio y más repugnancia hacia ese peladito Jhones, lo envidio porque a pesar de no tener lo que yo tengo y claro esta no hablo de lujos sino del físico, tiene a alguien que lo quiere y que en alguna ocasión yo quise querer, pero mi poca astucia y las ganas que todo se dé ya no me dejaron llegar más que a un simple beso, pude haber tenido con sexo sin ningún problema, pero yo no me había enfocado en eso, lo quería pero a mi lado y no para un deseo carnal que tarde o temprano se iría y así fue aunque me había deseado, ese deseo se convirtió en olvido y ese olvido en mi rabia hacia el ya mencionado. Llegue a clase apenas estaba Ana y Camelia, las salude como siempre lo hago con un gesto Cortés, aunque a veces pienso en el por qué lo hago. Al llegar el profesor me dispuse a coger el sillón  para sentarme y justo en esos momentos llego el, con esa risita de lado a lado que se manda, esa risa de felicidad que es mi tortura y a veces creo que es mi propia condena de muerte, lo aborrezco y quiero que se muera o bueno morirme yo primero, no puedo decir que el me lo quito, porque mentiría yo nunca lo tuve y no puedo quitar algo que nunca fue mío, pero si lo desee y con eso me bastaría para odiar. 

Como hubiese querido ser otro y que no me importara nada, que todo lo hubiera dejado en el olvido y no sé pero mejor quedo en el silencio; en el descanso, ese receso de treinta minutos que siempre dan, no sé pero conocí a alguien con  el cual mi corazón hizo pum, pum. ¿Será que es el quien me hará olvidar todo?, no lo sé, pero se llama David que refleja y transmite paz, por veinte minutos fue mi psicólogo personal y un consejero que se comprometió a estar conmigo apoyándome incondicionalmente, luego del esfuerzo por despedirme me dio la mano y con un mirada triste lo deje sentado, en esa silla a lado de la capilla que tanto me relajado cuando quiero que todo se valla a la mierda, camine despacio y probablemente a quince pasos más lo voltio a mirar y el me alzo la mano derecha, como diciéndome: espero verte mañana. Y claro que nos veremos, porque él me hizo olvidar de Jhones y su dichoso amor, sonreí, camine y me fui para el salón, cuando entre ya estaban en clase, todos me miraron y yo como si nada hubiera pasado tome mi silla, pensando, pensando en David.


Al salir de estudiar me fui derechito, como siempre, a mi casa; entre a mi cuarto y me puse a leer mi nuevo libro cazadores de sombras de la gran escritora Cassandra Clare, aun no sé de qué se trata en concreto, pero si sé que si no lo entiendo será por qué compre el sexto libro, el capítulo final de la saga,  y luego de cenar me fui a dormir pensando, pensando en mi psicólogo personal, porque sé que mañana será otro día y lo veré, siento cosas bonitas dentro de mi, ahora ya no quiero morir, pero no debo precipitarme hay que esperar que pasa, porque todo no puede ser color de rosa. 

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